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La crisis sanitaria pone a prueba la cadena de suministro constantemente: visibilidad reducida, necesidad de flexibilidad o disrupciones internacionales… Los retos a los que se enfrentan los logísticos en este nuevo año son numerosos y deberán estar especialmente atentos para afrontarlos bien. Estas son nuestras sugerencias para convertir al año 2021 en el año del rebote.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, toda la cadena de suministro se ha enfrentado a la falta de visibilidad. Muchas actividades se han ralentizado, o incluso se han detenido, afectando directa o indirectamente a todos los actores: desde el fabricante hasta el cliente, pasando por los distribuidores. Las empresas también tienen que enfrentarse a un entorno normativo poco claro y cambiante. ¿El resultado? Es casi imposible planificar acciones a medio y largo plazo, especialmente para el comercio internacional. Esta situación se complica aún más por el hecho de que las medidas fluctúan a lo largo del tiempo y de un país a otro. Por lo tanto, en la actualidad es difícil predecir qué proveedores o clientes podrán continuar sus actividades y, en consecuencia, prepararse para ello.
El primer reto para los actores de la gestión logística es, por tanto, ganar visibilidad sobre su actividad, y no sólo a corto plazo. Para ello, hay varias vías posibles:
La crisis actual ha puesto de manifiesto uno de los principales escollos de la cadena de suministro: su falta de flexibilidad y adaptabilidad. Para las empresas incapaces de adaptar rápidamente su actividad a la realidad de la situación, las consecuencias han sido duras y variadas: escasez o aumento de existencias, escasez de materias primas, volumen de mano de obra no adaptado al volumen de actividad, imposibilidad de cumplir los pedidos, alargamiento de los plazos de entrega, etc. Estas dificultades logísticas también han repercutido en la salud financiera de las empresas. Muchos de ellos han tenido que hacer frente a una disminución de su tesorería, a cancelaciones de pedidos, pero también a un aumento de los costes de almacenamiento y transporte.
Ante estas limitaciones, las empresas tienen el deber de mejorar la elasticidad de su cadena de suministro. Aunque el reto es grande, puede superarse paso a paso.
Tal y como señala Isabelle Badoc, responsable de marketing de producto de las soluciones Supply Chain Execution de Generix Group, algunas empresas han optado por «establecer una organización de preparación de pedidos adaptada a flujos más refinados (más pedidos con menos artículos por línea) impulsados por planes de transporte»;
La crisis sanitaria ha acelerado considerablemente la digitalización de las consultas. Con el cierre de los puntos de venta físicos, la limitación de los desplazamientos y el miedo a las interacciones, muchos clientes finales se decantaron más por el comercio electrónico. Lo mismo ocurre con los compradores B2B, que ya habían empezado a adoptar un comportamiento de compra digital hace unos años. La urgencia de la digitalización es aún más evidente, ya que varias plataformas digitales de distribución B2B están creciendo exponencialmente, como Amazon Business y Alibaba, desequilibrando así la balanza de poder con los distribuidores «tradicionales».
Ante estos nuevos comportamientos, los actores de la cadena de suministro no tienen más remedio que digitalizarse a toda velocidad. Para lograrlo, hay que priorizar varios proyectos.
La crisis sanitaria ha terminado por mostrar los límites de la ultramundialización. De hecho, las limitaciones actuales han aumentado considerablemente la complejidad del comercio internacional, en términos de regulación, adquisición y transporte. El riesgo para la salud, además, crece a la par que el comercio a larga distancia, lo que pone en tea de juicio un mayor número de actores a lo largo de la cadena de suministro. Esta situación no es en absoluto trivial, ya que los riesgos logísticos son más graves que nunca: escasez de productos, imposibilidad de renegociar contratos, dependencia de los proveedores, cierre de fronteras, etc. El coste del transporte de los flujos que se han desplazado ahora al comercio electrónico también ha aumentado. Como recuerda Isabelle Badoc, «los envíos se realizan generalmente a través de empresas de mensajería o de transporte urgente. Por lo tanto, el coste por artículo es mayor que en el caso de fletar un camión completo»
Para superar estas diversas limitaciones, la deslocalización de la cadena de suministro, en España o al menos en Europa, es por tanto una necesidad. Aunque la tarea es colosal, se pueden activar varias palancas para avanzar hacia este ideal:
1 Source: Amazon Business
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